Fotografia: Gustavo Gutierrez / @Stereog
Paraguay. Desde hace años, el calentamiento global y la actividad humana han estado causando graves impactos en el hábitat de los pueblos indígenas de Paraguay, poniendo en peligro su subsistencia y cultura.
Durante el año 2019, se registró un aumento en la deforestación en la región del Chaco, hogar del pueblo Enxet, que hoy día persiste debido al avance de la agricultura y la ganadería intensiva. Este proceso de deforestación no solo pone en riesgo la biodiversidad del lugar, sino que también amenaza los derechos territoriales y culturales de las comunidades indígenas que habitan la zona.
El cambio climático, por su parte, ha intensificado las sequías y las inundaciones en la región, afectando la producción de alimentos y la disponibilidad de agua para las comunidades. Además, el aumento de la temperatura ha dado lugar a incendios forestales en todo el país, especialmente en la región del Chaco, donde las llamas han destruido vastas extensiones de bosques y pastizales, amenazando la vida y la supervivencia de los pueblos indígenas.
En los últimos años, el gobierno paraguayo ha implementado políticas para la protección de los derechos de los pueblos indígenas y la conservación de sus territorios, pero muchos de estos esfuerzos se han visto limitados por la presión de los intereses económicos y el desarrollo urbano.
Es importante destacar que, si bien la pandemia de COVID-19 ha puesto en evidencia la importancia de cuidar el medio ambiente y garantizar los derechos de los pueblos indígenas, también ha exacerbado las vulnerabilidades y desigualdades que ya existían en el país.
En este contexto, resulta fundamental tomar medidas concretas para proteger el hábitat y los derechos de los pueblos indígenas de Paraguay, promoviendo una economía sostenible y respetuosa con el medio ambiente, y trabajando en conjunto con las comunidades para garantizar su participación activa en la toma de decisiones que afectan sus vidas y territorios.